Hace un tiempo postié una cita de Adam Smith sobre la consideración. En el mismo libro encontré esto:
“No existe felicidad sin los otros, dice [Rousseau]. “No concibo que aquel que no necesita nada pueda ser feliz”. Somos felices porque amamos, amamos porque sin el otro somos incompletos. Pero si nuestra felicidad depende exclusivamente de los otros, estos otros detentan también los instrumentos potenciales de su destrucción. “De nuestros afectos más que de nuestras necesidades nace el problema de nuestra vida.” Las necesidades físicas y materiales son, después de todo, fáciles de satisfacer, aún cuando una gran parte de la población mundial no lo logra todavía muy bien; los afectos constituyen lo esencial de la vida y ellos despenden de los otros. “Cuanto más [el hombre] aumenta sus apegos, más multiplica sus penas.” En un primer momento, aumentar los apegos, es reforzar el sentimiento de existir; pero al volvernos dependientes de los otros corremos riesgos enormes. Pues “todo lo que amamos tarde o temprano se nos escapa, y contamos con ello como si debiera durar eternamente.” (…) Tal es la contradicción específica de la condición humana.”
Tzvetan Todorov (2008) La vida en común. Ed. Taurus. (p.212)